sábado, 22 de abril de 2017

No puedo escribir y no quiero amar.

No puedo escribir.
Significa que todo esto es real. Yo sé que es real, y estoy trabajando para estar bien. Pero si escribo va a ser más real todavía. Va a doler más.
El otro día me di cuenta de que se tantas cosas sobre ti. Mi cabeza está llena de información (ahora inútil) sobre ti. Cantidad de espacio de memoria que podría llenar con apuntes, con letras de canciones, con libros. Pero estás tú. Y es lo único que me queda de ti. Nada más. 
Sé que te encanta el curry. Y que tu color favorito es el amatista. Ese púrpura oscuro. Sé que te gustaba el humor absurdo. El humor negro sobre todo, también. Que odiabas el atún, que te daba asco. Que te encantaba cuando llevaba leggins. Que te gustaba la palabra "maleable". Que te encanta la música electrónica. Que preferías las morenas a las rubias. Que te encantaba el té, ese "agua sucia". Que tus cereales favoritos eran esos que son como almohadillas rellenas de chocolate por dentro. Que te gustaban más los cascos del tipo diadema. Que te gustaban las camisas de cuadros. Que la mayoría de las veces en las que discutíamos, el que cedías eres tú. Que votarías al PP. Que solo te vi llorar una vez. Que no te gusta el alcohol ni el tabaco. 
Sé que te quería. Espero que ahora tengas una cama de verdad en vez de aquel sofá-cama. Espero que te vaya bien en el trabajo de fin de grado. Espero que encuentres trabajo en una empresa que te guste.  Espero que encuentres a esa chica morena que tanto buscabas. 
También sé que has tirado todas mis cosas. El peluche, el marco de fotos. Quizás el despertador incluso. No sé si sigues llevando el jersey que llevé yo tantas veces. Sé que me estás haciendo desaparecer.  Y sé que es tu forma de sobrevivir. Y no pasa nada por ello.
Puedes borrar mi número, puedes borrar todas nuestras fotos, y puedes tirar todas mis cosas. Todas. Pero hay un sitio de donde no me podrás borrar jamás. De tu cabeza. Quizás en 10 años apenas me recuerdes. Esos 10 años son mi seguro de vida. Mi seguro de que sigo existiendo en algún lugar de tu mente. En algún lugar que no son las paredes de tu habitación, ni tu estantería, ni las sábanas de tu cama. 
Porque sé que tú también recuerdas que mi té favorito es el de poleo menta. Y que mis colores favoritos son el azul y el negro. Y que en mi vida votaría al PP. Sé que te acuerdas de cómo olía. Toda esa información (ahora inútil) sigue en tu cabeza, ocupando espacio que podría ser ocupado por apuntes, letras de música, o libros (los pocos que leías).
Porque sabes. Sabes cómo huelo y cómo es mi sonrisa cuando estoy feliz. Sabes cómo lloraba. Sabes sobre mis ataques de ansiedad. Sabes mis rarezas. Y eso es algo que nadie me puede quitar.
Ha pasado medio año. Y te sigo echando de menos. Algo me dice que te seguiré echando de menos toda la vida. Pero no te equivoques. He descubierto que estoy mucho mejor sola. Quizás por eso te echo tanto de menos, por que sé que nunca volveré a tenerte. No quiero volver a tenerte. 
Gracias por formar parte de mi vida. De ti aprendí tantas cosas. Aprendí lo arrogante que era, pensando que sabía amar. Ni tú ni yo sabíamos amar. Seguimos sin saber hacerlo.
Me has dejado paralítica. No puedo escribir y no quiero amar.
Aprenderé a amar, algún día. Ahora estoy aprendiendo a que amar no es la clave para ser feliz. La clave para ser feliz eres tú mismo.
Aunque me odies ahora (no sé si algún día dejarás de ser tan arrogante y dejarás de hacerlo), yo a ti no te odio. Lo he intentado. Pero no puedo. Así que me queda desearte lo mejor. Desearte que seas feliz.
Porque yo estoy siendo feliz. Estoy mirando al cielo azul, cada día, y estoy sonriendo y dando gracias por estar viva. Estoy abrazando a la gente que quiero. Estoy viviendo. Estoy aprendiendo a estar sin ti. Y duele. Duele un montón. Pero estoy siendo feliz. Es un tipo distinto de felicidad; no es la misma que sentía cuando estábamos juntos. Pero prefiero esta. En esta puedo estar feliz sola y no dependo de nadie.
Bueno, quizás de la lluvia.

viernes, 11 de noviembre de 2016

En la casilla de salida otra vez.

He vuelto.
Supongo que es triste que solo esté inspirada cuando me rompen el corazón. Pero oye, qué le voy a hacer.
Voy a decirte todo lo que no puedo decirte a la cara.
Lo primero es que te quiero. Que esta situación me parece ridícula, pero la entiendo. Entiendo que a la larga sea mejor para los dos. Pero la entiendo ahora, cuando pienso con la cabeza. El resto del tiempo me duele el pecho y me contengo para no pedirte que me perdones, que sé que la he cagado, pero que haré lo que fuera para que vuelvas a estar conmigo. Patética, ¿verdad?
Lo segundo es que duele. No sabes cómo duele, no te haces ni la menor idea. ¿Sabes? Ante la ruptura se activan las mismas áreas cerebrales que mientras se siente dolor físico. Y no me extraña. Intento respirar y hacer las cosas que tengo que hacer, pero no puedo, me quedo clavada, y las lágrimas me impiden ver, y no puedo moverme y me caigo al suelo. Y lloro, no silenciosamente ni con dolor, lloro con histeria, Porque te he perdido. Ya no estás a mi lado. Y que duele, que no te haces ni idea de lo que duele.
Lo tercero es que te jodan. Que parece que no te importa. Que quizás te importe, pero ni de lejos lo estás pasando como yo. Y todo el mundo me dice que los hombres lo pasáis de manera distinta, que al principio estáis bien, pero luego os da el sablazo, y estáis mucho peor. ¿Y sabes qué? Que nunca he sido de desearle el mal a nadie, y menos a ti, con todo lo que te he querido. Pero qué cojones. Espero que cuando te llegue, te llegue bien. Espero que sientas lo que estoy sintiendo yo. Espero que te duela el pecho, y que te levantes con los ojos hinchados de haber estado llorando, y que estés histérico y se te caiga el mundo encima. Y que notes mi ausencia,  y que eches de menos mi piel contra la tuya, y mi cuerpo despertándose en tu cama. Y que cuando encuentres a la siguiente, pienses en mi mientras te la estés tirando. Que te acuerdes de cada momento, de cada susurro, de cada historia que hemos vivido. Quiero que me eches de menos.
Y hasta aquí la primera entrada. Algo me dice que habrá muchas más.

domingo, 12 de abril de 2015

Propiedad.

¿Tenerse respeto? ¿A qué llamas tú tenerse respeto? ¿Una chica que merece la pena es aquella que se tiene respeto?
¿Consideras que tenerse respeto es estar en una relación monógama? Las personas que merecen respeto son las que hacen los que quieren y cuando quieren, sin dejarse condicionar por las normas sociales, las que abren su mente. Si no juzgo tu estilo de vida, ¿por qué juzgas la mía? 
¿Crees que no me tengo respeto por dejar que mi cuerpo experimente placer? ¿Por qué le voy a negar placer a mi cuerpo? ¿Por qué el cuerpo es algo importante para ti?
El cuerpo es una mera envoltura. Es el recipiente de la mente, ¿qué más da proporcionarle placer? Lo más sagrado no es el cuerpo. Es la mente.
Tenerse respeto es no dejar que dominen tu mente. No dejar que nadie piense que eres de su propiedad. Y en ese sentido, querido, tú no te tienes respeto ninguno. Tenerse respeto es ser libre, dejar a tu mente volar, hacer lo que quiera, que te importen una mierda las reglas sociales, liberarte de las ataduras. 
Soy una puta bestia indomable. Y no voy a dejar que tú, ni él, ni el próximo ni el siguiente, piensen que soy de su propiedad. Soy jodidamente libre, poseo mi cuerpo y mi mente, y de vez en cuando presto mi cuerpo a algunas personas, y mi mente a tan solo unas pocas. 
Mi único dueño... SOY YO MISMA.

domingo, 8 de febrero de 2015

Obedece

Cállate. No me mires de esa forma. Esa no es una forma apropiada de mirar a alguien superior a ti. Debes bajar la mirada con vergüenza. Arrodíllate. Sigue mis normas. Quédate donde estás. No te muevas. OBEDECE.
Obedece, o las consecuencias serán fatales. Una pequeña declaración que lleva a la batalla, que podría desembocar en la guerra. Porque yo no he sido hecha para obedecer, papá. He sido hecha para cuestionarme cosas, para seguir las reglas siempre que encuentre una lógica en ellas. Pero no para obedecer ciegamente, para doblegarme, para caer de rodillas.
Eres una de estas personas que cree que solo por tener hijos, por haberlos criado y darles comida, su vida te pertenece. De una forma brutal y literal, su vida es la tuya, y puedes hacer lo que te plazca con ella, manipularla, como si fuera una pieza de un retorcido juego de mesa en el que tú juegas a ser Dios. 
Pero no eres Dios, papá. Ese juego podemos jugarlo los dos. 
No me mires. Arrodíllate. OBEDECE.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Patadas.

Y esto es lo que haces con todo lo que se te pone por delante. Todo lo que te molesta. Lo pateas, lo arrastras por el suelo y lo humillas y ridiculizas. Con todo, una botella, una persona, tu propio hijo. Eres un imbécil sin ningún tipo de moral que lo único que sabe hacer es atacar sin ningún otro propósito que hacer daño.
Algún día yo haré lo mismo, papá. Te patearé donde más te duele, te haré mierda. Reza porque tus propiedades no estén con mis manos porque juro que las destruiré una por una, haré lo que sea para hacerte daño. Tú, maldito gilipollas, me has arruinado la puta vida, juro que si algún día algo que tú aprecies esté en mis manos haré lo que se apara hacerte daño. Al fin y al cabo es lo que te mereces.
¿No?

martes, 23 de septiembre de 2014

La risa

Te quiero. Te quiero, y no tengo miedo de decirtelo, de repetírtelo mil veces.
Me encanta tumbarme contigo y dejar mi cama hecha un lío, y me encanta besarte, y abrazarte, y pasar contigo los inviernos.
Y aquí me tienes, escribiendo mariconadas, buscando algo ahí fuera que sé que sólo encontraré en ti, sacrificándote, amándome, abrazándome con cada palabra, haciéndome arder en el infierno, siendo tan jodidamente tierno. 
Y sé que pase lo que pase, acabaré volviendo a ti. Presa de mi delirio, de tu necesidad, de nuestro problema. Pase lo que pase, nunca dejaré de quererte, como te expliqué ese tarde en mi cama. Pase lo que pase, lo que hemos vivido no nos lo puede quitar nadie. NADIE. Ni tú, ni yo, ni él, ni ella, ni todos los pronombres personales. Y es algo que siempre va a estar dentro de mi, porque forma parte de mi, porque formas parte de mí, porque no te puedo arrancar ni aunque quisiera. 
Pase lo que pase, esté donde esté, te recordaré siempre. Como recordaré cada una de las personas que han pasado por mi vida. Algunas me destrozaron, cierto es, pero... me enseñaron cosas, ¿verdad? Me hicieron más fuerte, nadie entra ni sale de tu vida porque sí, todo tiene una razón, todas las personas te aportan algo, aunque sea bueno o malo... Y lo malo se vuelve bueno con el tiempo. No sé si alguien leo las gilipolleces que escribo aquí, pero si alguien ve esto algún día, y está pasando por un bache... Todo es temporal. Las cosas mejorarán con el tiempo. Lo prometo, algún día daréis la vuelta y os reiréis con ganas. Que bonito es reírse :)

sábado, 17 de mayo de 2014

Rebelión

No nos llevaremos nada bien, papá. Nada, nada bien. ¿Cómo cojones puedes pensar así? Me das asco. 
Acabas de decir que debería haber condena de muerte para los colectivos LBGT. Que se acabaría con un tercio de la humanidad, pero que sería por una buena causa.
¿No ves que me haces daño, estúpido narcisista misógino? ¿No ves que con tu puta homofobia lo que haces es darme asco? 
¿Sabes qué, papá? Tu hija es bisexual. Y orgullosa de decirlo, de gritarlo a los 4 vientos, de no tener que esconderme de nadie para afirmar que me gustan las mujeres. Excepto de ti. Tú y tu estúpido pensamiento neanderthal. 
Que te jodan. No  te incumbe con quien me acueste. Mi orientación sexual es algo que comparto con las personas que me importan. Lo saben todos mis amigos, mi novio, mi madre. Pero no tú. Y no lo sabrás. Es una parte de mi, importante, y cuanto menos sepas tú de mí, mejor. No puedo querer a alguien que me odie por lo que soy. No puedo confiar en alguien así.
Puede que creas que merezco la muerte. Puede que pienses que por ser mujer mi destino es cocinar y limpiar para hombres como tú, que mi única utilidad es tener hijos. Puede que pienses que no merezco lo que tengo. ¿Pero sabes qué? Que me da igual. Soy feliz, y lo seré aun más cuando me vaya de esta casa, y deje de compartir techo contigo. Te quiero, papá. Me diste la vida, y una casa, y ropa y comida. Eres mi padre y no puedo evitar que lo seas. Pero no puedes obligarme a tragarme tu mierda. Te quiero, y siempre lo haré, pero a distancia. Porque cerca no te soporto, tengo a Dios por testigo. Cerca no puedo evitar que me den náuseas del asco que me dan tus ideales. En casa o fuera de ella, no dejaré de ser lo que soy. Mujer, bisexual, vegetariana, feminista, agnóstica, independiente e inconformista. Seguiré mi camino, me las arreglaré como sea. Sacaré dinero de debajo de las piedras, me pagaré la carrera y me compraré un coche. Todo SOLA. Porque no te necesito. Algún día dejarás de ejercer efecto sobre mí. Dejaré de llorar por la idea de que quieres que muera porque me gusten las mujeres. Me dará igual. Y ese día vendrá muy pronto. Muy, muy pronto.

miércoles, 22 de enero de 2014

Primera victoria.

Ha sido... sencillamente increíble. La primera victoria en 15 años, la primera batalla que te gano. La primera de muchas, espero.
Y aún así me duele. Me duele saber que piensas eso de mí, que crees que no puedo pensar por mí misma ni tener opinión propia. ¿Pero sabes qué? No soy como tú, querido. No soy un títere en manos de los demás. Y menos en las tuyas. Soy una mujer independiente, que sabe pensar y actuar por sí misma, tomar decisiones, sentir, pensar, llorar, gritar, morir, vivir, soñar. Sin ti. Siempre sin ti. Sola.
Así es como me has educado al fin y al cabo, así es cómo soy por tu culpa. Siento ser una rebelde, papá, siento no ser la hija que quieras que sea. Sumisa, beata, angelical y simplona. Qué coño, no lo siento. Me alegra no serlo. Soy así, la oveja negra, la diferente, la indeseada, la que osa levantarte la voz. Y qué cojones, me gusta serlo, me alegra no ser como vosotros. Cegados por una religión sin sentido, respetando tradiciones sin pararse a pensar en ellas. Me niego a digerir la agonía.
¿Secta, papá? ¿Crees que pertenezco a una puta secta? Mírate al espejo, hijo de puta. Mírate al espejo de una puta vez y reconoce todos los errores que has cometido.
¿Te enfadas porque tengo razón, papá? ¿Te revienta no tener qué decir? ¿Ordenas que me quede y golpeas la mesa de rabia? ¿Te jode que tu hija sea más inteligente, más independiente, más de lo que tú nunca podrás ser?
He hecho todo esto SOLA. Nadie estaba ahí cuidándome las espaldas. Hoy he demostrado que la palabra vale más que la fuerza.
Y juro que me las arreglaré sin ti. Juro que saldré adelante, y seré una gran persona, y nunca traicionaré mis principios. Todo eso "gracias" a ti. Gracias, papá. Gracias por enseñarme que hay mucho hijo de puta suelto y personas que no atienden a la razón. Gracias por enseñarme a luchar desde pequeña, por hacerme madurar más pronto, por demostrarme que nadie va a cuidarme si yo no lo hago. Gracias a todas esas "aportaciones" tuyas me convertiré en alguien justo, valiente, inconformista, leal a sus convicciones y luchadora.
Y juro que no me rendiré, pase lo que pase. Juro que no me dejaré machacar por personas como tú.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Sabes? Algun dia saldre por esta puta puerta y no mirare atras, no me volveras a ver en tu puta vida y todo estara bien. No tendre que soportar tus gilipolleces, las ataduras de tus cuerdas, tus gritos sin sentido y tus normas de mierda.
Algun dia saldre de aqui, lo juro, aunque tenga que vivir en la calle,.aunque no me quede nada, no te soportare un segundo mas de lo necesario.
No me pienso amargar la vida por ti. Sabes? Deberia de hacer lo que tu haces y dejar de ser una niña buena. Porque me hartas. Y lo hare. Juro que lo hare.

viernes, 13 de diciembre de 2013

"Amigo"

Hola. No sé si escribo esto por pura rabia, por poder desahogarme, o porque probablemente no pueda decírtelo a la cara. Pero allá va, pienso desahogarme.
Eres un jodido hijo de puta. ¿Ni siquiera me echas de menos de vez en cuando? Porque yo te echo de menos, joder. Y me revienta. Debería de pasar de ti, y es lo que intento, pero de vez en cuando recuerdo lo bien que nos lo pasábamos juntos y pienso, ¿es la misma persona siquiera?
La persona que conocía lo daba todo por sus amigos. La persona que conocía no me hubiera dado la espalda. La persona que conocía y con la que me reía hasta que me saltaran las lágrimas ha desaparecido. Le ha reemplazado alguien; perdón, algo. Un títere en manos de otra persona que le dicta lo que hacer, que no tiene los cojones de desobedecerle por miedo a que le deje. ¿Sabes qué? No es la única en el mundo. ¿Y sabes qué? Espero que algún día y des cuenta de lo equivocado que has estado, espero que te duela, como me dolió a mí. 
¿Sabes lo que es perder a tu mejor amigo? ¿Sabes que llevo fatal eso de perder a gente, y que tú simplemente me remataste? Creía que podía confiar en ti, jodido egoísta sin escrúpulos. Me traicionaste, me enseñaste que no importa lo bueno que aparente ser alguien, lo leal que sea, lo que se preocupe por ti. Siempre puede acabar siendo como tú, un gilipollas que me da la espalda por su novia.
¿Recuerdas? ¿Cuando ella te dejó hecho pedazos y fui YO la que te consolé cuando llorabas en la puerta de mi casa? ¿Cómo has llegado a esto? ¿Cómo has llegado a darme la espalda por ella? ¿Cómo puedes dormir tranquilo? ¿Sabes lo que he llorado por ti?
Así que que te jodan. Ni una lágrima más. No vales la pena.
¿Y sabes lo peor de todo? Que no he recibido ni una puta disculpa. Que parece que realmente no te importé nunca.
Ahórratelo. No quiero tus disculpas, no solucionan nada. Solo espero que algún día te des cuenta de que tuve razón y que te arrepientas de haberme perdido. 

"Debo de dejar de querer a la gente. Solo lleva a decepciones."